lunes, 12 de octubre de 2015

Hasta nunca

... Hoy te despido para que no regreses jamas...

Despedirse es difícil muy en especial para mi, pero aquí es donde llego al limite de mi sensatez, entiendo la vida de una manera diferente, quizás una manera errónea para muchos como correcta para otros, pero lo único que me define como persona es esto y me deprime en cualquier circunstancia despedirnos, porque te fuiste sin decir adiós, has cambiado, has hecho de mi lo que has querido pero no has de creer que por ti estoy sufriendo, las lágrimas que derramo son de rencor, rabia, la ambivalencia interna se debate entre mis sentimientos y mis verdades, lo que yo siento no es algo bueno, pero tampoco es algo malo. 
No quisiera despedirme sin decirte algunas cuantas cosas, aquella noche cuando sufría y tu te divertias burlándote de mi dolor, aquella noche todo se rompió en mi, el internet avivo mi dolor pues verte sonreír era algo extraño, para mi no existía sonrisa que tuviera el nombre de la traición en la frente; aquella vez que te olvidaste de mi, sentí como si un puñal me atravesara, pero no puse atención, pues trataste de taparlo con un adhesivo curativo que no se donde sacaste; aquel día que me ignoraste, ese día fue el peor, me sentí tan batallada, acontecida, la mujer mas atrapada en el mundo, pero me hizo entender que no puedes confiarle tu corazón a nadie, no puedes poner en manos de otros lo que por nacimiento te pertenece y allí fue donde tome mi corazón roto, no tenia algunos trozos porque tu te los habías comido, los habías pisado y hasta regalado, solo para sentirse poderoso y sabelotodo, entonces lo volví a poner en su lugar, le compre un cristal y lo esculpí poco a poco, algunos talladores aparecieron, pero eran fugaces, trabajaban de a ratos y se iban quien sabe para cuando volver, aunque debo confesar que un escultor se quedo, tallando y velando noche a noche y día a día, a pesar de aquello mi corazón seguía débil y desolado, pero reviví y retome las riendas de esa vida que habías pisoteado, esos sueños que habías recriminado, esa yo indudable y amable, acomedida y sorpresiva. 
Y allí estaba yo sonriendo frente a ese espejo que tu me regalaste, mirando la verdadera realidad de la situación, observando lo que habías creado para hacerme sufrir, eras como un chiste agrio, dulce pero amargo, tu reflejo estaba tan lejano y borroso, pero me frotaba los ojos y seguía viéndote sonreír y abrirme los brazos, estaba luchando conmigo misma. 
Mucho tiempo después observe bien tu reflejo y me di cuenta que solo era una mancha, me frote lo ojos nuevamente y ya no estabas, te habías ido sin decirme adiós, ya no eras tan cercano como siempre, te alejabas cada segundo mas de mi y mire a mi corazón, estaba de nuevo completo, rojo y poderoso, aunque tiernamente frágil, sentí alegría, gozo y hasta sonrei como jamas lo hice.
Aunque no te deje de ver a diario jamas volverás a mi, ya no te guardo devoción, ya no te debo explicaciones, te me has ido para no volver ¡Hasta nunca! ...
¡Hasta que el tiempo decida juntarnos!

Peque-nia writer

No hay comentarios:

Publicar un comentario